
La fuerza y los pesos de mi
siniestra extremidad se rinden a lo inevitable, al sonido de
ceñir con vigor el espacio que existe entre una muñeca y la extremidad de los dedos ajeno a mi cuerpo; y guiarse por un manual espontáneo de existencia donde las páginas se van escribiendo por si solas y en el transcurso reposan letras teñidas del mismo color que el alma. Los
espasmos avivan lo que estuvo inactivo por mucho tiempo.
Es ahí donde renace un conflicto, el que exísta un
equilibrio, donde esa fuerza se compense con similitud y sea una base sólida de emociones que se mantenga sin caerse... yo intuyo que ....
síYo te garantizo que no sabré abrir
mis manos y suavizaré la
gravedad que las sujetan...